El passat 17 de juliol, llegint el suplement “es” de La Vanguardia vaig trobar un article molt interessant de la coach Irene Orce que portava per títol “Dominar la emociones”.
En aquest article hi havia un conte sobre la ira que us escric a continuació.
“Se cuenta que un niño estaba siempre malhumorado y cada día se peleaba en el colegio con sus compañeros. Cuando se enfadaba, se abandonaba a la ira y decía y hacía cosas que herían a los demás niños. Consciente de la situación, un día su padre le dio una bolsa de clavos y le propuso que, cada vez que discutiera o se peleara con algún compañero, clavase un clavo en la puerta de su habitación.
El primer día clavó treinta y tres. Terminó agotado, y poco a poco fue descubriendo que le era más fácil controlar su ira que clavar clavos en aquella puerta. Cada vez que iba a enfadarse se acordaba de lo mucho que le costaría clavar otro clavo, y en el transcurso de las semanas siguientes, el número de clavos fue disminuyendo. Finalmente, llegó un día en que no entró en conflicto con ningún compañero.
Había logrado apaciguar su actitud y su conducta. Muy contento por su hazaña, fue corriendo a decírselo a su padre, quien sabiamente le sugirió que cada día que no se enojase desclavase uno de los clavos de la puerta. Meses más tarde, el niño volvió corriendo a los brazos de su padre para decirle que ya había sacado todos los clavos. Le había costado un gran esfuerzo.
El padre lo llevó ante la puerta de la habitación. “Te felicito”, le dijo. “Pero mira los agujeros que han quedado en la puerta. Cuando entras en conflicto con los demás y te dejas llevar por la ira, las palabras dejan cicatrices como estas. Aunque en un primer momento no puedas verlas, las heridas verbales pueden ser tan dolorosas como las físicas. No lo olvides nunca: la ira deja señales en nuestro corazón”.
Una de les coses que m’emporto d’aquest conte és el mal que fem als altres amb els nostres atacs d’ira i ràbia. Encara que ho acabem arreglant sempre quedarà una petita marca… Penso que és bàsic saber regular les nostres emocions i conèixer les conseqüències que poden tenir quan se’ns “descontrolen”.
Molt ben trobat aquest conte Francesc!!
És un preciós conte que explica de forma senzilla i directe l mal q causem als altres sovint podent evitar-lo.
Records!
Retroenllaç: La Ràbia | Blog de Francesc Sedó